<<Más la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.>>
La verdadera adoración no tiene que ver con las canciones que se cantan, tampoco con el tamaño de grupo, ni con el del coro. Aunque la música es una expresión maravillosa de la adoración, no es su esencia en sí misma. Lo más importante de la adoración es cuando nuestro corazón, alma y todo lo que se encuentra en nuestro interior, adora y se une al espíritu de Dios. De hecho, sin importar cuán magníficos sean los momentos de música, si nuestro corazón no está completamente envuelto en la adoración, serán sólo música.
La verdadera adoración es la canción de un corazón puro que anhela más de Dios y menos de sí mismo, es la música que sostiene la llave de muchas victorias y deleita el corazón de nuestro Rey.
Sin importar el método o la forma, la acción de la alabanza debe ser en espíritu (de nuestra conciencia racional) y en Verdad (acorde con los demás aspectos de nuestras vidas).
La verdadera adoración es la canción de un corazón puro que anhela más de Dios y menos de sí mismo, es la música que sostiene la llave de muchas victorias y deleita el corazón de nuestro Rey.
Sin importar el método o la forma, la acción de la alabanza debe ser en espíritu (de nuestra conciencia racional) y en Verdad (acorde con los demás aspectos de nuestras vidas).
Tomado del Libro: ADORACIÓN SIN RESERVAS/Darlene Zschech
Lake Mry, FL. Casa Creación, 2002.
Lake Mry, FL. Casa Creación, 2002.
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